pues un parentesis cultural en este tema
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?Acari
Detalle de la cabeza de Ixodes ricinus
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Subfilo: Chelicerata
Clase: Arachnida
Subclase: Acari
Órdenes
Superorden Acariformes
Orden Actinedida
Orden Astigmata
Orden Oribatida
Orden Trombidiformes
Superorden Opilioacariformes
Orden Opilioacarida
Superorden Parasitiformes
Orden Holothyrida
Orden Ixodida
Orden Mesostigmata
Los ácaros (Acari o Acarina, del griego akarés, "diminuto", "que no se corta") son una subclase de arácnidos,[1] aunque durante mucho tiempo fueron considerados un orden. Existen casi 50.000 especies descritas, y se estima que existen entre 100.000 y 500.000 especies que todavía no han sido clasificadas.[2]
La mayoría de los ácaros son diminutos y alcanzan unos pocos milímetros de longitud; el ácaro de los folículos humanos mide solo 0,1 mm (menor que algunos protozoos) y los ácaros del polvo doméstico miden entre 0,2 y 0,5 mm; ambos son, pues, microscópicos; en el otro extremo, los ácaros de terciopelo alcanzan longitudes de 10 mm.[3]
Los ácaros son uno de los grupos más antiguos de animales terrestres; se conocen fósiles suyos del Devónico Inferior, hace unos 400 millones de años.[3]
Hay ácaros en medios terrestres y acuáticos, incluso en el medio marino. Son en su mayoría depredadores, pero los hay fitófagos, detritívoros y parásitos; las garrapatas son hematófagas y son vectores de numerosas enfermedades infecciosas.
Algunos ácaros tienen importancia económica al ser parásitos de plantas, de animales (como las garrapatas de las abejas melíferas del género Varroa) y del ser humano (como el ácaro arador de la sarna), o el ácaro del polvo (Dermatophagoides farinae) causante de alergias.
Los excrementos de los ácaros y los ácaros muertos son los factores desencadenantes más comunes de la alergia perenne y de los síntomas del asma; se dispersan en un polvo fino que es inhalado por los habitantes del recinto donde se encuentran. Los ácaros del polvo, que son los que se hallan en los entornos domésticos, se encuentran por toda la casa. En las habitaciones los ácaros se alimentan de escamas de piel humana o animal. Una persona desprende un total aproximado de un gramo de piel al día. Los ácaros abundan en colchones, mantas, almohadas, brakets y sofás, ya que son dermatófagos. Se desenvuelven en condiciones óptimas con temperaturas superiores a 20 °C y humedades comprendidas entre el 70 y el 80 por ciento. En altitudes superiores a los 1.100 m sobre el nivel del mar los ácaros dejan de tener buenas condiciones de vida. A esto se debe que las regiones montañosas se hayan considerado desde siempre lugares para combatir las alergias y el asma.
Viven entre dos y tres meses, en los cuales realizan una o dos puestas de huevos, las cuales suelen contener entre 20 y 40 unidades. Los periodos más propicios para la reproducción son la primavera y el otoño.
Los síntomas de la alergia a los ácaros del polvo pueden incluir congestión o goteo de la nariz con estornudos (particularmente en la mañana), picazón y lagrimeo de los ojos, tos, silbido al respirar y enrojecimiento de la piel.
Los alergénicos de los ácaros son bien conocidos. Los antígenos major son Der p1 (D. pteronyssinus), Der f1 (D. farinae) e Eur m1 (Euroglyphus maynei).
Para que se dé una sensibilización a los ácaros, es necesario una tasa de antígeno Der p1 superior o igual a 2 micras por gramo de polvo doméstico. Se calcula que la sensibilización a los ácaros está entre el 10 y el 20 por ciento de la población general; son los responsables de la mayoría de los casos de alergias nasales y asma alérgica perenne. También tienen un papel importante en la dermatitis atópica. Se han descrito algunos casos de anafilaxia por ingestión de alimentos contaminados por grandes cantidades de D. farinae, harinas, pizzas, pescado y legumbres, entre otros.
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